FILOSOFIA GUARANI
BARTOMEU MELIA
No habla
él; es el guaraní que habla en
guaraní. Y es un guaraní el que explica su modo de ser, el ñande reko —nuestro
modo de ser. Es el primero en presentar la cultura y el pensamiento no desde
fuera para fuera, sino desde dentro para afuera, a partir de los valores que le
son propios. Y es precisamente en la palabra, dicha en mitología y en ritual,
pero también en la comunicación cotidiana, donde está alojada la sabiduría y la
filosofía de ese pueblo.
El don de la palabra
por parte de los padres "divinos" y la participación de la palabra
por parte de los mortales, marca lo que es y lo puede llegar a ser un guaraní.
Lo cierto es que la vida del guaraní en todas sus instancias críticas
—concepción, nacimiento, recepción de nombre, iniciación, paternidad y
maternidad, enfermedad, vocación chamánica, muerte y posmortem— se define a sí misma
en función de una palabra única y singular que hace lo que dice, que en cierta
forma consustancia la persona. La economía de reciprocidad no es un sistema de
intercambio; no se basa en el interés para sí, sino el interés por el otro; es
decir, su fundamento es el gesto, totalmente ignorado por la naturaleza, del
don. La justificación de un tal gesto —que para la economía occidental de libre
cambio es igualmente una paradoja y una irracionalidad, puesto que lo que ella
pretende es respetar las leyes de la
naturaleza— es precisamente el hacer aparecer algo que puede ser llamado
alteridad.
El respeto al otro,
el reconocimiento del otro, tiene esto de singular y admirable: que hace descubrir
no solamente al otro en sí mismo, sino eso nuevo que, entre el otro y sí mismo,
nace en cuanto humanidad. Y porque no está dentro de las cosas dadas y
recibidas, y menos aún en las cosas intercambiadas, ese valor es el que
constituye toda la diferencia entre la economía de intercambio y la economía de
reciprocidad. El desafío no ha sido asumido hasta hoy por la filosofía
paraguaya ni latinoamericana, que en el pensamiento guaraní encontraría sin
duda una fuente de inspiración y de diálogo con otros sistemas, en lo moral, lo
ético, en lo económico y político y de modo muy especial con la filosofía de la
palabra.